La mejor ciudad para vivir.
Nomás es un poco cara pues, pero se puede solucionar.
http://www.ciclosfera.com/noticia-ciclismo-urbano-576-basilea-la-perla-ciclista
11/04/2014
Basilea, la perla ciclista
Viajamos a la pequeña y modélica ciudad suiza, un
auténtico paraíso para los amantes de las bicicletas.
Texto y fotos: Lucía de Mosteyrín
Ciclosfera.
Más bicis, mejores ciudades.
Justo donde confluyen Suiza, Alemania y Francia está Basilea: llamada la
esquina de los tres países y bañada por las cristalinas aguas del Rin, sus
callecitas de cuento ofrecen una inagotable oferta cultural, preciosas
cafeterías e infinidad de rincones donde disfrutar los productos artesanales
suizos.
Con sus más de 30 museos y galerías y la celebración, en marzo, de su
carnaval (Basler Fasnacht),
Basilea es un apasionante foco
cultural gracias a su catedral (donde está la tumba de
Erasmo de
Rotterdam), edificios singulares (muchos obra de los arquitectos
Herzog & Demeuron), la feria
anual Art Basel, la Ópera y el Ayuntamiento. Todo en la misma ciudad que,
además, alberga algunas de las más importantes industrias químicas y
farmacéuticas de Europa y cuyo epicentro vital son, especialmente en verano, las
orillas del Rin.
La amabilidad de los basilenses y su tamaño la convierten en un
paraíso: pasearla es disfrutar de un auténtico desfile ciclista.
Bicicletas de colección, fixies, monociclos, velocípedos, eléctricas, de
descenso, tándems… Casi, el escaparate de una competición para ver quién tiene
la bici más bonita. Muchos recurren a la compra de una máquina usada en el
mercado de pulgas de Petersplatz, los sábados por la mañana; otros optan por las
muchas (y carísimas) tiendas de la ciudad.
Porque... ¿Cómo se vive en Basilea, la tercera ciudad del país que guarda las
mayores fortunas del mundo? Se vive bien, muy bien. La vida está el doble de
cara que en España, pero la gente gana casi tres veces más. Para hacernos una
idea, este 2014 se votará en referéndum que todos los suizos, trabajen o no,
cobren una renta de algo más de 2000 euros. Además,
sus habitantes
aprovechan las ventajas de vivir a un par de kilómetros de países más
baratos. "¿Lo ideal?”, dicen los lugareños, “es trabajar en Basilea,
vivir en Francia y hacer la compra en Alemania".
Quizá lo mejor es que esos recorridos se pueden hacer a pedales. Que en una
ciudad de 23 kilómetros cuadrados la quinta parte de sus 173.000 habitantes
elija la bici como medio de transporte habitual no es casualidad:
con una larga tradición y buenas políticas de movilidad,
Basilea cuenta con 140 kilómetros de carril bici perfectamente
conectados con todas las zonas clave.
Donde la bici es la reina
Por las cortas distancias y las muchas zonas llanas resulta fácil llegar
donde quieras, en bici, en un tiempo récord y con la máxima seguridad (cuidado,
eso sí, con los raíles del tranvía).
Aparcar es sencillo y seguro
gracias a las muchas instalaciones disponibles, no sólo al aire libre sino con
aparcamientos subterráneos como el de la principal estación de trenes,
SBB, con espacio para más de 1.600 bicis y establecimiento de alquiler, venta y
reparación de material, taquillas para cascos y otros objetos personales,
vídeovigilancia permanente y un punto gratuito de carga eléctrica.
Hay caminos, perfectamente señalizados en y alrededor de Basilea, que forman
la base del programa
Vacaciones en bici, concebido para el
turismo sostenible. El programa incluye varios tipos de rutas: las nacionales
(se extienden por ocho cantones), las regionales (conectan Basilea con Francia y
Alemania) y una última europea. Todo figura en el Veloplan (Bicimapa),
distribuido de manera gratuita.
Cuantos menos coches, mejor
El trabajo de diseño, planificación y ejecución corresponde al Departamento
de Urbanismo y Tráfico, dotado con importantes fondos del gobierno central.
Kathrin Schweizer, trabajadora de dicho departamento en el Cantón de
Basilea-Ciudad, explica que
cada proyecto “es desarrollado por un grupo
de especialistas con funciones plurales y unidas por un denominador común, la
ordenación urbanística y el tráfico, para ponerlo todo en práctica de
forma coherente, conciliadora y respetuosa”.
Esta política viene de lejos: empezó a desarrollarse a mediados de los 70 y,
cuenta Schweizer, “desde sus inicios centró su actividad en la promoción de la
bicicleta a través de campañas de seguridad vial y de la creación, en 2003, de
un marco de crédito del Gobierno. Tenemos
un presupuesto de 8 millones
de euros para los próximos cinco años, y nuestra idea es que el coche
se utilice lo menos posible y que opciones más ecológicas y económicas sean las
más utilizadas". Algo que se consigue, por ejemplo, fomentando el alquiler de
coches y compartiendo los mismos para los itinerarios más habituales.
Un trabajo constante
Basilea piensa en el futuro:
inspirándose en la estación de Jiyugaoka
(Tokio), la ciudad proyecta un aparcamiento automatizado de
bicicletas bajo la entrada principal de la estación de trenes de Basel
Badischer Bahnhof, que une Suiza y Alemania. “Será un lugar en el que dejar tu
bici el tiempo que quieras y sin ningún riesgo, gracias a un sistema robotizado
que la guardará en una estructura individual para cada bicicleta", cuenta, con
orgullo, Schweizer. "Tendrá unas mil plazas y, de aprobarse en el parlamento,
las obras comenzarán en 2016 para ser inaugurado en 2019”.
Si cambiamos la interfaz de nuestro entorno cambiamos también la manera en la
que nos relacionamos con él y con nosotros mismos.
El sistema se centra
en apuestas positivas: en lugar de luchar por el espacio, se convive en él
colectiva y pacíficamente. En lugar de segregar vías, se comparten de
manera segura. En vez de restringir opciones, se potencian las posibilidades
entre ámbitos distintos, primando el respeto hacia el medio ambiente y la
comunicación fluida de lugares y personas. Y así, pensando los unos en los
otros, es como se conecta el mundo. ¿Qué mejor forma que hacerlo en
bici?
Dos mundos, dos
orillasEl Rin divide la ciudad en dos partes con
personalidad propia. Grossbasel (gran Basilea) acoge el corazón comercial y
administrativo, así como la universidad más antigua de Suiza y el casco viejo,
donde se encuentra la catedral románico-gótica. Kleinbasel (pequeña Basilea),
poblada de barrios multiculturales y alternativos, está llena de tiendas de
productos exóticos, tallercitos de diseño y artesanía o zonas recreativas para
los más pequeños.
Facilitar la vida
ciclista• Más de 400 vías de uso exclusivo ciclista.
•
Espacio prioritario en la calzada, con velocidad limitada para el tráfico a
motor de 50 km/h.
• En las calles más pequeñas y estrechas esa velocidad se
reduce a 30 o 20 km/h. Se puede circular en bicicleta por los carriles bus,
otras carreteras, caminos seleccionados e incluso autovías y autopistas.
•
Posibilidad de circular en ambos sentidos por callejuelas: las calles de
dirección prohibida lo son para los coches, no para las bicis.
• Infinidad de
carriles bici elevados, por ejemplo, en los puentes.
• Medidas operativas y
estructurales destinadas a la seguridad ciclista en las intersecciones
peligrosas
• Señalización de rutas, a nivel cantonal y nacional, incluyendo
también a Francia y Alemania.
¿Robos? ¿Qué robos?La mayoría
de las bicis apenas están candadas con un frágil cable trenzado entre la rueda y
el cuadro, no a un elemento fijo del mobiliario urbano, y muchas ni siquiera
están aseguradas en un lugar donde los robos son anecdóticos. La gran mayoría
llevan además una pegatina con un número que hace las veces de matrícula: aunque
no es obligatorio, una bici identificada resulta menos atractiva para un caco.
En Basilea se produce, además, un curioso fenómeno: muchos no encuentran
su bici donde la dejaron. Es algo que no se debe a los robos: si dejas
tu montura demasiado tiempo en un mismo sitio el ayuntamiento la marca con una
pegatina, para avisarte de que la tienes que mover y dejar espacio a otra. Si no
lo haces, se la llevan y la guardan en un retén hasta que la recojas, tras
demostrar (con una foto, la llave de tu candado o el número de serie) que es
tuya. Una vez al año, las bicis no reclamadas se subastan a precios asequibles